Los valles del vino y su historia.
México es un país de infinitos colores y contrastes. Desde las paradisíacas playas de Quintana Roo hasta las rocosas montañas de Nuevo León, es difícil pensar en algo que no se pueda encontrar en nuestra hermosa y vasta patria. Cada uno de nuestros estados cuenta con una historia y patrimonio únicos, lo que hace que México sea un lugar tan querido por millones de personas en todo el mundo. Baja California, la vibrante región donde cultivamos nuestro vino, no es, por supuesto, una excepción.
Según los arqueólogos, las primeras tribus – Ku´ahles, Cochimí, Pa ipais y Kiliwas – se asentaron en la zona hace ya 9.000 años. Al igual que en el resto de México, estas tribus solían estar enfrentadas entre sí, pero algunas lograron prosperar e incluso establecieron sistemas agrícolas bastante complejos. Aunque las tribus dejarían de existir con el tiempo, sus descendientes aún pueden encontrarse en Baja California y en sus alrededores.
La historia media de Baja California, y de México en su conjunto, estuvo marcada en gran medida por la conquista española, dirigida por el famoso conquistador Hernán Cortés. Fue, irónicamente, gracias a esa invasión que el vino se introdujo por primera vez en nuestra país, ya que ningún conquistador que se precie, se atrevería a conquistar una región sin unas cuantos barcos llenos de un extenso tinto español. En aquella época, el vino era completamente ajeno a México, y en cuanto se agotó la última botella importada, hubo que establecer la producción local.
Cultivar vino en un lugar tan caluroso como México puede ser bastante complicado, pero como habíamos dicho antes, en este país se puede encontrar prácticamente de todo. La geografía de Baja California la convirtió en una opción obvia para la producción de vino: la combinación de gran altitud y los vientos procedentes del océano Pacífico crearon un microclima casi perfecto para el cultivo de la vid, y aunque algunas otras regiones del país tienen bodegas propias, es Baja California la que hoy en día, ostenta el título indiscutible del Estado vinícola de México, ya que representa más del 75% de nuestra producción total de vino.
Es importante señalar que, aunque mucha gente se refiere a esta “región vinícola” como Valle de
Guadalupe, éste es sólo uno de los seis valles productores de vino de la región, aunque sí es el más
famoso y diverso. También forman parte el Valle de los Ojos Negros, el Valle de la Grulla, el Valle de Santo Tomás y el Valle de San Vicente, cada uno con su propio carácter y características de suelo. Cuando se combinan, estos seis valles forman un paraíso para los amantes del vino que tiene aproximadamente el doble de longitud que el Valle de Napa.
Si estás planeando tu primer viaje a México, no puedes equivocarte con Baja California. Regálate una
increíble puesta de sol, disfruta unas de las mejores vistas al océano del mundo mientras disfrutas de un rico y vibrante vino de producción local… sinceramente, ¿qué podría ser mejor que eso? Y de paso, visite nuestras hermosas bodegas y conozca una parte de México que no sabías que existía.
Para reservar tours, haga clic aquí, o haga clic aquí para saber más sobre nosotros.
De igual manera te invitamos a visitar nuestro blog oficial.
Los valles del vino y su historia.
México es un país de infinitos colores y contrastes. Desde las paradisíacas playas de Quintana Roo hasta las rocosas montañas de Nuevo León, es difícil pensar en algo que no se pueda encontrar en nuestra hermosa y vasta patria. Cada uno de nuestros estados cuenta con una historia y patrimonio únicos, lo que hace que México sea un lugar tan querido por millones de personas en todo el mundo. Baja California, la vibrante región donde cultivamos nuestro vino, no es, por supuesto, una excepción.
Según los arqueólogos, las primeras tribus – Ku´ahles, Cochimí, Pa ipais y Kiliwas – se asentaron en la zona hace ya 9.000 años. Al igual que en el resto de México, estas tribus solían estar enfrentadas entre sí, pero algunas lograron prosperar e incluso establecieron sistemas agrícolas bastante complejos. Aunque las tribus dejarían de existir con el tiempo, sus descendientes aún pueden encontrarse en Baja California y en sus alrededores.
La historia media de Baja California, y de México en su conjunto, estuvo marcada en gran medida por la conquista española, dirigida por el famoso conquistador Hernán Cortés. Fue, irónicamente, gracias a esa invasión que el vino se introdujo por primera vez en nuestra país, ya que ningún conquistador que se precie, se atrevería a conquistar una región sin unas cuantos barcos llenos de un extenso tinto español. En aquella época, el vino era completamente ajeno a México, y en cuanto se agotó la última botella importada, hubo que establecer la producción local.
Cultivar vino en un lugar tan caluroso como México puede ser bastante complicado, pero como habíamos dicho antes, en este país se puede encontrar prácticamente de todo. La geografía de Baja California la convirtió en una opción obvia para la producción de vino: la combinación de gran altitud y los vientos procedentes del océano Pacífico crearon un microclima casi perfecto para el cultivo de la vid, y aunque algunas otras regiones del país tienen bodegas propias, es Baja California la que hoy en día, ostenta el título indiscutible del Estado vinícola de México, ya que representa más del 75% de nuestra producción total de vino.
Es importante señalar que, aunque mucha gente se refiere a esta “región vinícola” como Valle de Guadalupe, éste es sólo uno de los seis valles productores de vino de la región, aunque sí es el más famoso y diverso. También forman parte el Valle de los Ojos Negros, el Valle de la Grulla, el Valle de Santo Tomás y el Valle de San Vicente, cada uno con su propio carácter y características de suelo. Cuando se combinan, estos seis valles forman un paraíso para los amantes del vino que tiene aproximadamente el doble de longitud que el Valle de Napa.
Si estás planeando tu primer viaje a México, no puedes equivocarte con Baja California. Regálate una
increíble puesta de sol, disfruta unas de las mejores vistas al océano del mundo mientras disfrutas de un rico y vibrante vino de producción local… sinceramente, ¿qué podría ser mejor que eso? Y de paso, visite nuestras hermosas bodegas y conozca una parte de México que no sabías que existía.
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